Las primeras lluvias después del verano despiertan el instinto reproductivo de los ciervos. En este momento, se encuentran en su máximo esplendor, fuertes y con largas cuernas que han estado creciendo desde la primavera. Los machos adultos emiten unos sonidos guturales característicos, conocidos como la berrea, con la intención de atraer a las hembras, preparadas para concebir. Los grandes machos tratan de demostrar su fortaleza y superioridad respecto a los demás ciervos luchando entre sí con el choque de sus cornamentas, en una especie de ritual no sangriento. Los vencedores, los ejemplares más fuertes, serán los que se apareen con un mayor número de hembras. Ocho meses más tarde, durante el mes de mayo, nacerán los cervatillos (jabatos), que acompañarán a sus madres hasta el siguiente parto.
El lance o la berrea del ciervo tiene lugar desde mediados de septiembre hasta mediados de octubre y puede contemplarse desde muchos lugares de Extremadura como Sierra de San Pedro, Parque Nacional de Monfragüe, Valle del Jerte, reserva del Cíjara y valle de Guadalupe. Normalmente la mejor hora del día para contemplar la berrea es a última hora de la tarde y ya entrada la noche, que es cuando los ciervos salen a los calveros de los montes y las zonas más abiertas. Los días nublados y de lluvía también son propicios.
fuente Caceresvirtual.org
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