Poco se ha publicado sobre los 12 canes que viajaban a bordo del transatlántico. Por los documentos de la empresa White Star (operadora de la nave) y testimonios de sobrevivientes, se sabe que todos pertenecían a pasajeros de primera clase.
Hoy día, son pocas las personas que desconocen la historia del "Titanic". Fueron 1.517 vidas, entre hombres, mujeres y niños, las que se perdieron a la altura de las costas de Newfoundland, Canadá, a mediados de abril de 1912, en el barco que "ni Dios podría hundir".
Sólo tiempo después, en todos los medios del mundo, se hablaría de "la tragedia del siglo" y de "lo caro que pagaron sus constructores tamaña falta de humildad". El viaje inaugural de la gran nave mezclaba desde la nobleza británica, industriales americanos y lo "mejor" de la sociedad de Nueva York y Philadelphia, con inmigrantes de pobres recursos, que viajaban con la esperanza de comenzar una nueva vida en Estados Unidos o Canadá. Los primeros, atraídos por la idea de ser "retratados en su llegada a América por las revistas del corazón", llegaron a pagar unos 4.350 dólares americanos (equivalentes a unos ¡100 mil de hoy!) mientras que los canes abonaban el equivalente al pasaje de un niño en primera clase. El viaje comenzó en Southampton, Inglaterra, el miércoles 10 de abril de 1912. Para la caída del sol, el "Titanic" se había detenido en Cherburgo, Francia, con el objetivo de levantar algunos pasajeros adicionales.
Esa misma noche, el barco navegó hacia Queensland, Irlanda, y el jueves 11 de abril puso proa hacia alta mar en el Atlántico, para finalizar el periplo en una colisión contra un iceberg, a la altura de las costas de Newfoundland, el 14 de abril.
El RMS "Titanic" (NdR: RMS por royal mail steamship (o steamer) o buque vapor del correo real) se hundió en las primeras horas del 15 de abril de 1912.
Según textos recabados por el periodista español Rafael Fernández de Zafra de la revista "Todo Perros" , se exigía a las personas de a bordo que sus perros ostentaran el mismo glamour que sus dueños.
Para tal fin, en la cubierta F de primera clase, se construyeron caniles con calefacción, confortables al extremo y hasta con un servicio de paseo incluido para cada perro.
Según cuenta, el capitán Smith era un reconocido amante de los canes y criaba los llamados borzoi, también conocidos como galgos rusos. Todavía se puede ver, dando vueltas en la web, una foto en la que se lo observa despidiéndose de su borzoi blanco, antes de partir. Tal admiración despertaban en los pasajeros los perros que viajaban a bordo (la mayoría, de raza o campeones de belleza), cuando eran paseados para que ejercitaran o hicieran sus necesidades, que el mismo capitán propuso realizar un desfile canino. El evento social estaba planeado para el 15, justo el día del fatídico desenlace. Oficialmente, se supo que fueron tres los perros que sobrevivieron al naufragio, ya que los botes salvavidas estaban casi vacíos cuando los soltaron y nadie se opuso que los animales viajaran allí:
Ellos fueron "Sun Yat Sen", un pekinés propiedad de Henry Harper, un acaudalado empresario británico, quien, junto con su esposa Myra, lograron ser rescatados, al llegar a uno de los primeros botes.
"Lady", de raza pomerania, que viajaba con su dueña, Margaret Hays. Ambas fueron rescatadas del bote salvavidas número 7 y, según comentan, la perra habría sido escondida entre las ropas o en el bolso de la señora y llegó sana y salva a Nueva York, de donde, curiosamente, era oriunda.
Otro pomerania, del cual se desconoce su nombre, propiedad de Elizabeth Barrett Rothschild, quien viajaba junto con su esposo, Martin Rothschild, se salvó en el sexto bote, junto con la famosa enfermera que sobrevivió a los naufragios más trágicos de la época, llamada "La Inhundible" Molly Brown.
Martin Rothschild perdió la vida en un caballeresco acto, al ceder su lugar en el bote a una dama.
De los perros que perdieron la vida en el naufragio, se sabe que había ejemplares de diversas razas. Entre ellos, un chow-chow campeón de belleza, que viajaba con el señor Harry Anderson, un destacado agente de Bolsa de la época. Además, se confiró la existencia de un (probablemente) bichón boloñés, "Frou-Frou", que había sido adquirido en Florencia (Italia) por Helen Bishop, quien se encontraba con su esposo de luna de miel por Europa. Ambos se salvaron en el bote 6, mientras que la perra murió en el camarote B-49.
También había un airedale terrier de nombre "Kitty", propiedad de John Jacob Astor. Este fue la persona que liberó a los perros de los caniles en medio de la tragedia, aunque falleció, junto con su perra, para que su esposa, Madeleine, embarazada, se salvara en el bote 4.
Muchos sobrevivientes recuerdan un gran danés, del que se desconoce el nombre, propiedad de Anne Isham, una norteamericana que regresaba a su país tras vivir nueve años en París con su hermana.
El buque "Bremen", a cuatro días del naufragio, reportó haber visto a una dama en traje de noche abrazada a un perro de gran porte, congelados en el agua. Según los archivos del Nova Scotia Maritime Historical , la señora Isham se negó a subir al bote si no subía su perro con ella.
Tampoco se salvaron un viejo airedale terrier, un king Charles spaniel y un mestizo de raza pequeña, propiedad de William Carter, quien sí sobrevivió y luego demandó a la compañía por sus perros y un auto Renault (que en la película Titanic de James Cameron formó parte de la escena de amor entre Jack y Rose), siendo uno de los juicios más resonantes de la época.
"Gamin de Pycombe", el bulldog francés nombrado anteriormente, tampoco salió vivo de la hazaña. Pero su dueño, al salvarse, exigió a la empresa propietaria del "Titanic" la devolución de lo que había pagado por su perro, una verdadera fortuna para la época.
Muchos medios se hicieron eco de un artículo publicado por el periódico "New York Herald" , el 21 de abril de 1912, basado en el testimonio de un supuesto marinero del buque "Carpathia" (primero en llegar al lugar del naufragio), de nombre Jonas Briggs, quien relató la conducta heroica de un perro de nombre "Rigel", de raza terranova, propiedad de un oficial del "Titanic", que habría ayudado a rescatar náufragos.
De no haber sido por su heroísmo, los sobrevivientes del bote que estaban a la deriva en la oscuridad en el camino del "Carpathia" se hubieran perdido para siempre.
"Rigel" nadó entre el bote y el "Carpathia", ladrando continuamente. Finalmente, el capitán del buque escuchó los ladridos y ordenó detener las máquinas, mientras "Rigel" guiaba al bote a través de la noche hacia lugar seguro.
Una vez a bordo, el perro, que se veía prácticamente entero, a pesar de su arduo trabajo de salvataje y bien parado sobre sus patas, ladraba al mar por su dueño, hasta que fue llevado a otro lugar, por atención médica y comida.
Lamentablemente, ni la hazaña ni la existencia de este perro jamás han sido documentadas por algún historiador, la empresa dueña del barco o sobrevivientes.
William Crothers Dulles, un abogado de 39 años que viajaba sin compañía humana, también llevaba a su mascota. Aunque en los registros se asentó sólo como "perro", se supone que podría haber sido un pomerania o un fox terrier.
También hay constancia de otros perros, posiblemente un borzoi, un galgo o un galgo afgano y un fox terrier, pero nunca nadie pudo confirmarlo, según consignan cientos de páginas de Internet que se refieren al tema.
Los desesperados y aristocráticos perros probablemente observaron cómo sus dueños peleaban como fieras espantadas para salvar sus vidas, mientras su suerte quedaba inevitablemente unida a la embarcación más lujosa de la historia, en la que, seguramente, de ser por ellos, jamás hubieran subido.
fuente: petsbook.com