martes, 8 de marzo de 2011

Las Hurdes.post ASG

en atencion al amigo oscar

Tal y como somos



El director del Centro de Documentación de Las Hurdes muestra la realidad de esta comarca cacereña, manchada por un pasado de negra leyenda, que ha conseguido, con el tiempo, convertirse no sólo en uno de los lugares más bellos de la península, sino en un reducto donde las tradiciones, la artesanía y el amor por la naturaleza, son máximas de vida

Redacción © revistaiberica

La Comarca de las Hurdes está situada al norte de la provincia de Cáceres, limitando con la de Salamanca, en lo que comúnmente se denomina " La boina de ExtremaduraLa Comarca de las Hurdes está situada al norte de la provincia de Cáceres, limitando con la de Salamanca, en lo que comúnmente se denomina " La boina de Extremadura ".Su territorio abarca unos 471 Km2, hallándose comprendida entre la 40º 29´ y 40 º 15´ latitud norte y los 6º 3´55´´ y 6º 29´15´´ longitud oeste. La Sierra de Gata y el Valle del Ambroz salvaguardan esta maravillosa comarca natural.

Cuatro son los valles que fluyen por entre las pizarrosas montañas de las Hurdes: El Ladrillar; el río Hurdano, que parte a la comarca en dos mitades, con su afluente el Malvellido y el valle del río EsparabanCuatro son los valles que fluyen por entre las pizarrosas montañas de las Hurdes: El Ladrillar; el río Hurdano, que parte a la comarca en dos mitades, con su afluente el Malvellido y el valle del río Esparaban, al oeste, el río de los Angeles, antiguo lugar privilegiado para el retiro y reflexión, en donde se construyó, en el S. XIII el Convento de los Angeles, lugar de tránsito de S. Pedro de Alcántara hacía Portugal. Situados geográficamente dentro del contexto regional, siempre hay que hacer referencia a la Historia de las Hurdes, llena de tópicos y mitos que tienen como dice Miguel de Unamuno " de antaño el prestigio de una leyenda" .

Se dice que la Historia de las Hurdes, comienza en el S. XIII (1.289) con la aparición del primer documento escrito que hace referencia a la misma. Pero lo cierto, es que ya en la edad de bronce sus pobladores nos dejaron la impronta de su presencia en la comarca a través de sus petroglifos, una escritura en la piedra de cuya interpretación se puede observar el modo de vida de aquellos originales pobladores.Se dice que la Historia de las Hurdes, comienza en el S. XIII (1.289) con la aparición del primer documento escrito que hace referencia a la misma. Pero lo cierto, es que ya en la edad de bronce sus pobladores nos dejaron la impronta de su presencia en la comarca a través de sus petroglifos, una escritura en la piedra de cuya interpretación se puede observar el modo de vida de aquellos originales pobladores.

Pero no cabe duda alguna, que la fecha de 1.289 es significativa para la comarca, pues supone el deslinde definitivo de la tierra de Granadilla ( Casa de Alba ) y su cesión al concejo de la Alberca, quién a lo largo de sus 600 años ejerce un férreo vasallaje sobre los habitantes de las Hurdes. Durante todo este tiempo, los hurdanos elevaron numerosos pleitos y quejas en busca de su libertad y de su propia tierra. Con el paso de los años viajeros, eruditos e intelectuales consiguen con sus plumas afiladas crear una leyenda negra, fruto del desconocimiento que de las Hurdes se tenía, pintando a la comarca como "un mundo diferente, fantástico", alejado de la realidad, como lo demuestra la película de Luis Buñuel "Tierra sin pan ".

Superada ya esa literatura fantástica, Las Hurdes ofrecen al viajero su riqueza cultural, social, antropológica, natural,... es decir Las Hurdes tal y como son. Esta comarca se presenta a los ojos del visitante como un gran conjunto armónico en donde se entremezclan naturaleza y arquitectura, en una lucha continua del hombre por adaptarse al medio en que se desenvuelve.

Paisajes llenos de pizarra y brezo, de piedra y jaras, aguas cristalinas que saltan alegres por entre la dureza del terreno, que modulan las riberas de los rios para dejarnos paso al reposo, al disfrute, a la tranquilidad. Las Hurdes también tienen su riqueza, como es su gastronomía, en donde el cabrito a la brasa y a la caldereta, las ensaladas de limón, los rebujones, los socochones, matajambres, morcilla fresca, el moje de peces, la repostería y el famoso queso de cabra, son deleites del paladar de aquellas gentes que visiten la comarca. La variedad cinegética de Las Hurdes (jabalí, corzos, perdices, conejos, zorro, ciervos, aguila culebrera...) son recursos que el turista amante de la naturaleza podrá apreciar, considerándose la comarca como uno de los últimos lugares que protejen a especies en peligro de extinción (cabra montés, lince, la cigüeña negra, alimoche...). Fresnos, acebo, aliso, tejo, castaño, madroño, enebro, cerezo, alcornoque, piorno, jara, cornicabra, lentisco, carquesa, cantueso, durillo... pintan del colores el paisaje primaveral de Las Hurdes.

Recorrido por la Cormarca
Pinofranqueado es el primer pueblo que nos encontramos a la llegada a Las Hurdes por su vertiente este, a través de la C-512, hoy Ex-201, dirección Coria-Salamanca (por Las Hurdes).

Dos kilómetros antes de llegar a Pinofranqueado, nos desviamos a la izquierda en dirección Ovejuela (10 km), en donde podemos disfrutar de 2 atractivas rutas:

1) visita a las ruinas del Convento de los Angeles, del s.XIII, vestigios de la evangelización de la zona, coronado éste por el "chorrituero", una caida de agua espectacular que la podemos observar desde un mirador creada a tal efecto, situado en el paraje de "Los llanos";

2) Subida al "chorro" de Ovejuela, un lugar paradisiaco para disfrutar del agua y recogimiento.

Llegados a Pinofranqueado podemos encontrarnos con su maravillosa piscina natural, goce y disfrute de viajeros; con sus chiringuitos de verano junto al río; sus hostales y restaurantes, lugares del buen tañer; y con sus campings, Llegados a Pinofranqueado podemos encontrarnos con su maravillosa piscina natural, goce y disfrute de viajeros; con sus chiringuitos de verano junto al río; sus hostales y restaurantes, lugares del buen tañer; y con sus campings, uno, junto a la piscina natural rodeado de vegetación autóctona, y otro, a unos metros, en el paraje de "Las Mestas", dirección Sauceda. Unos kilómetros a la izquierda está la alquería de Sauceda, con su albergue juvenil y sus grabados prehistóricos en el paraje de "las ereáis".

Retomando Pinofranqueado, nos introducimos ya en el valle del río Esperabán, en donde nos esperan las alquerías de La Muela, El Robledo y Avellanar, paraje que antaño se antojó de hermosos avellanos. Antes de llegar a esta alquería, una piscina natural permite refrescarnos.

Seguimos ruta hacia Horcajo, y sus Corrales del Moral, restos de arquitectura pastoril destinados al ganado caprino que en largas temporadas pastaban en los montes comunales. Esta es una ruta muy suave que transcurre tranquila al lado del arrollo. La siguiente alquería es Castillo, famoso por su petroglifo situado en el paraje de la Zambrana, que mantiene escrita parte de la historia vivida de los primeros pobladores de Las Hurdes.

Este petroglifo es conocido comúnmente como el "tesito de los cuchillos", por su clara simbología, situado en el viejo camino que comunicaba Castillo y Erías. La alquería de Erías es un tanto peculiar, puesto que se accede a ella a través de un arco similar a los amurallados árabes, con sus calles estrechas pero llenas de sol, del cual nos podemos resguardar con los famosos sobreros de bálago. Tambieán aquí nos podemos encontrar artesanas que trabajan el mimbre con delicadeza. Aldehuela última pedanía del valle, conserva restos de arquitectura popular, así como viejos artesanos que trabajan la piedra y el brezo transformándolos en cachimbas, candiles y chisqueros. Volvemos carretera abajo hasta llegar de nuevo a Pinofranqueado. Por una carretera que va junto al camping "Del Pino", se accede a Casar de Palomero, pasando por Pedro Muñoz (o Perote, como se conoce por la zona), Azabal, con sus atractivas pozas de baño hasta llegar a Casar de Palomero, lugar de encuentro de tres culturas (árabe, cristiana y judía). Son famosas aquí la casa donde pernoctó el rey Alfonso XIII a Las Hurdes en 1922, que aún mantiene intacta la cama tal y como la dejó su magestad por entonces, muy bien conservada por la dueña de la casa Dñª Rosario Terrón; y su ermita de la Cruz Bendita, depositaria de la cruz que los judíos apedrearon hace 500 años, y que todos los años recuerdan en festividad. En el puerto del Gamo se conservan unos maravillos petroglifos, con una gran variedad de símbolos. Salimos de Casar de Palomero en dirección a Caminomorisco, sin olvidarnos antes de visitar Ribera Oveja.

Llegamos, después de unos 10 kilómetros de descenso por un paraje de olivares, cerezos y pinos, al concejo de Caminomorisco, recibiéndonos a nuestro encuentro la pequeña pedanía de la Aceña. Antes, entre Pinofranqueado y Caminomorisco, hemos dejado atrás la alquería de Mesegal, que nos da pie a realizar una ruta por el famoso Mirador del Alavea, desde donde se contempla el esplendor del arrollo que baña a Caminomorisco. Este itinerario es propicio para practicantes del deporte cicloturista.

En Caminomorisco nos esperan su gasolinera, su mesón típico, sus piscinas natural y municipal, así como su casa de cultura, modelo de vivienda tradicional en la comarca de Las Hurdes. Cruzamos el pueblo y seguimos la C-512 en dirección norte, dejando en nuestro camino las alquerías de Dehesilla, La Huerta y Cambrón, para llegar al Mirador delOrégano, desde el cual se puede divisar a lo lejos Cambroncino y su iglesia de Sta. Catalina o iglesia de Las Lástimas, el mayor de los monumentos eclesiásticos de las Hurdes, de los siglos XVII y XVIII. Piedra, pizarra y ladrillo son sus materiales de construcción.

Tras esta parada proseguimos dirección a Vegas de Coria, con su piscina natural, buenos restaurantes y productos típicos como la aceituna, muy abundante en la zona. Cerca de Vegas de Coria, a unos 2 kilómetros, Arrolobos, topónimo que muestra la presencia de estos animales en la zona, aunque hoy ya se encuentran extinguidos. Situada en la cola del pantano, los lugareños aprovechan para disfrutar de la pesca. Giramos a la izquierda, en dirección Nuñomoral.

A unos 4 kilómetros aproximadamente, nos topamos con Rubiaco, que da pie al camino que nos conduce a la alquería de Horcajada, semiabandonada y que es el ejemplo más claro de los originarios asentamientos hurdanos que conserva su típica arquitectura negra. En la otra margen del río Hurdano, siguiendo la misma línea que Rubiaco, se encuentra La Batuequilla, divisada a lo lejos y camuflada por una exuberante y rica vegetación de madroños, brezo, acebo, jaguarzo, enebro, etc., que acompaña a todo el valle que le da su nombre "Arrobatuequilla". Por entre estos parajes rebolotean magníficos ejemplares del buitre negro.

Continuamos camino de Nuñomoral, por el valle del río Hurdano, y justo antes de entrar en el pueblo, cruzando un pequeño puente, un desvío de 3 kilómetros a la derecha, nos indica dirección La Aceitunilla, colocada sobre las faldas de la sierra del Cordón, que conserva modelos constructivos de casas redondas, calles estrechas y empinadas, grabados en piedra, y una prensa que aún conserva el modo tradicional de hacer aceite para los lugareños. Un artesano del barro y piedra nos recibe con sus figuras de personajes hurdanos, llenas de expresividad y sentimiento.

Volvemos hacia Nuñomoral, nos adentramos en el pueblo; pasamos por su plaza típica del ayuntamiento y su iglesia, una de las ermitas más antiguas de cuantas se encuentran en Las Hurdes. Por la mitad del pueblo, hay un desvío a la izquierda que nos adentra en el valle del río Malvellido, sinuoso, oscuro, pero lleno de encanto. El Cerezal es la primera alquería que nos encontramos, oteada desde un mirador al lado de la carretera, famosa por su valle de los Tejales, un micro-clima único en la zona; del legendario "charco del Royón", al pie de una de las presas de abastecimiento de agua que recientemente SS.MM. los reyes de España inauguraron en su viaje a Las Hurdes, en donde las nuevas tecnologías van supliendo a los antiguos sistemas de riego. Dejamos El Cerezal y nos dirigimos hacia Martilandrán y Fragosa, topónimo que demuestra lo intrincado del terreno.

Desde el Cotolengo, institución benéfica asistencial que recoge a enfermos de la zona, y que lleva ya cumpliendo su misión altruista desde el año 1952. Y llegamos a El Gasco, salvaguardado por el Chorro de la Meancera y el famoso volcán, de cuyas piedras los artesanos de la zona elaboran sus cachimbas. Este valle es rico en artesanos de la piedra, de la madera de castaño, olivo, madroñera; tamborileros que alegran el duro trabajar diario; y de grandes castañales, madroñeras, carrascos y encinas. Aquí se termina el valle y la carretera; volvemos a Nuñomoral (12 km de recorrido).

Casares de Las Hurdes es nuestro siguiente destino. La dirección la tomamos en el cruce de Nuñomoral, junto a un pequeño restaurante en el que podemos disfrutar de la comida tradicional hurdana. Cruzamos Asegur, mezcla de arquitectura moderna y tradicional; para llegar al cruce de Casarrubia y La Huetre, enclavados al pie de la especular Sierra de la Corredera, que por lo abrupto del terreno aún se conserva una buena parte de la arquitectura negra, así como una cocina tradicional que podemos disfrutar en una recóndita pensión.

Volvemos hacia atrás 2 kilómetros para coger de nuevo la carretera principal, para pasar por Las Heras y llegar a Casares de Las Hurdes, denominada comúnmente "el balcón de Las Hurdes", por sus espectaculares vistas de la sierra de la corredera. Un antiguo campanario, para llamar a reunión; su casa de cultura, construida al modo tradicional (pizarra y piedra); artesanos de castañuelas y mimbre, son algunos de sus atractivos. Aquí en Casares podemos hacer una parada para reponer fuerzas.

Por el puerto de los Casares nos vamos encontrando las últimas alquerías del valle, Carabusino y Robledo, para llegar al límite de la provincia y comarca. Entre Casares y Carabusino hay una pista de acceso a una de las presas de abastecimiento de agua de la zona, llamada "la majá robledo", dentro del paisaje más espectacular del nacimiento del río Hurdano.

Coronado ya el puerto de los Casares, justo en su cima, salida o entrada por la parte de Ciudad Rodrigo, cogemos una antigua pista forestal (hoy ya asfaltada) que nos introduce de nuevo en Las Hurdes, concretamente en el valle del río Ladrillar. A unos 2 kilómetros del cruce anterior, hay un mirador a la izquierda (Mirador de Las Carrascas) desde donde podemos observar, por su lado norte, todo el valle del río Ladrillar, y por su lado sur, la sierra de la corredera con sus alquerías agrupadas. Descendemos tranquilamente hasta que nos vamos encontrando, a vista de pájaro con la primera alquería del valle, Riomalo de Arriba, otro de los lugares que conservan prácticamente intacta la arquitectura popular, que merece la pena darse una vuelta por sus callejuelas.

Continuamos bajando hasta llegar a Ladrillar, dejando atrás un magnífico merendero con su ermita. Cabeza de municipio conserva uno de los mejores barrios antiguos, justo al final del pueblo, así como una pureza de sus aguas, ricas en sales minerales. Refrescados, llegamos a Cabezo, donde podemos disfrutar de una rica repostería (tiroletes, roscas y floretas) en su hogar del pensionista, también modelo de arquitectura tradicional. Y arribamos a Las Mestas, última alquería del valle, que según M de Unamuno "un pueblo en la distancia que ni pintado para un pintor". Aquí podemos disfrutar de su "charco de la olla"; de la historia de Las Hurdes a través de la Factoría de Alfonso XIII, que aún conserva una maqueta de escayola de toda la comarca a modo de mapa; de los productos más característicos de todo el valle, como son la miel y el polen; y del milenario "enebro", símbolo del pueblo.

En Las Mestas se encuentra la salida hacia el valle de Las Batuecas, dirección La Alberca y Salamanca, pero para terminar con la comarca, nos tenemos que dirigir hacia Riomalo de Abajo, cola del pantano de Gabriel y Galán que dibujan en sus márgenes unos de los más hermosos meandros que pueden

observarse en la geografía española, y que puede divisarse desde el mirador de La Antigua. No saldremos de la comarca sin antes haber probado los últimos manjares de la zona.


fuente

http://www.revistaiberica.com/rutas_y_destinos/extr/hurdes.htm

garganta la olla,post ASG

Garganta la Olla (conocida en la Edad Media como Ad Fauces) es un municipio español de la provincia de Cáceres, Extremadura. Pertenece a la comarca de la Vera y al partido judicial de Plasencia.

El municipio tiene más de 1000 habitantes y se sitúa al Oeste de su comarca. Las localidades más cercanas por carretera son Jaraíz de la Vera y Cuacos de Yuste. Suele situarse en Garganta la Olla la leyenda de la Serrana de la Vera.

Situación

Está situado en la comarca de la Vera, a pocos kilómetros del Monasterio de Yuste. Entre sus atractivos turísticos destacan, como su nombre indica, sus gargantas. Limita con los términos municipales de Piornal, Cabezuela del Valle, Pasarón de la Vera, Jaraíz de la Vera, Cuacos de Yuste y Aldeanueva de la Vera. Además está rodeada por la sierra de Tormantos,viniendo de allí el termino " Olla "

Edad Antigua

La zona ya estuvo poblada desde antiguo, como lo demuestra la presencia de varios castros vettones. En tiempos visigodos existían dos monasterios de cierta fama, en la actualidad lamentablemente derruidos, el de San Martín de Tours y el de San Salvador.

La primera población del término se conoció como Ad fauces (de faux, faucis) que significa junto a las gargantas. En la actualidad, la población, que es de fundación altomedieval, se conoce como Garganta la Olla, o más propiamente Garganta de la Olla, debiendo este apelativo a la orografía del lugar. Se encuentra en la confluencia de dos gargantas, la Mayor y la de San Blas. Es muy probable, que el nombre original de la garganta Mayor, fuera el de la garganta de la Olla, y que el pueblo fundado, en origen se llamara, el pueblo de la garganta de la Olla. Lo cual indicaría además que en algún tiempo, la región se conoció como La Olla.

Edad Media

Aguas abajo de la garganta Mayor, existen los restos de una población más antigua conocida como Carnaceas. Dado que el cambio de la población fue a una zona más elevada y segura, es posible que Carnaceas se tratara de alguna población ocupada por las tropas de Alfonso VI o fundada en la época, que posteriormente fue destruida por los almorávides. El término Carnaceas, se relaciona con el de carnicería, en relación a la matanza que tuvo lugar. Queda ahora la duda, si aquella población fue la original Ad fauces.

Entre Alfonso VI y Alfonso VIII, las tierras volvieron a pasar a manos cristianas, creándose en un feudo fronterizo bajo la titularidad de Fernán Rodríguez de Castro.

El municipio terminó siendo incorporado al reino de Castilla en algún momento de finales del siglo XII, por el rey de Castilla Alfonso VIII. Parece ser no obstante, que la mayoría de los pobladores, debían ser o bien los habitantes originarios de la región, o repobladores del reino de León, dado que la lengua que se hablaba antiguamente en la zona mostraba arcaísmos latinos impropios del castellano. Sobre la controversia del idioma en la Vera y Valle del Jerte, siendo castellanas ver también: idioma extremeño.

Respecto a la teoría del origen altomedieval de la población Garganteña, a partir de población de Caparra, hay que considerar dos detalles, por una parte que Caparra en esta época estaba casi desploblada, y por otra, que las tierras de Caparra pertenecían al reino de León.

La población formaba parte de lo que se conocía como el Sexmo de la Vera, asociación de pueblos para la administración común de bienes, que fue asignado a la Ciudad de Plasencia, bajo la forma del Sexmo de Plasencia. Dicha ciudad organizó la localidad, ejerciendo jurisdicción sobre ella. La presencia de algunos apellidos toponímicos castellanos, navarros y vascos (Curiel, Yeribar, Mayora o Bolivar entre otros) parece apuntar que no se limitó a una mera organización de la población preexistente, sino que trajo pobladores de los reinos de Castilla y de Navarra.

En 1340, Alfonso IX, la cedió a los infantes de la Cerda, como agradecimiento por el reconocimiento que le hicieron como monarca en Almendral. La ciudad de Plasencia, se negó a perder su jurisdicción sobre la población imponiéndoles pagos por el aprovechamiento de los recursos de la localidad, con tal virulencia, que los naturales se quejaron a los infantes de la Cerda y amenazaron con la despoblación. Estos a su vez lo hicieron al rey de Castilla, que por entonces era Enrique II, el cual amonestó a la ciudad. Más tarde perteneció al Marqués de Villena. D. Diego López Pacheco marqués de Villena, perdió la posesión del término, que paso de nuevo a la corona, como motivo de haber apoyado a Juana la Beltraneja en la batalla de Toro. Quedando los marqueses como meros administradores de justicia civil y criminal a través de personas nombradas por ellos para el cargo. Esta situación se prolongó hasta el siglo XIX.

Plasencia, por su parte, intentó recuperar su jurisdicción sobre Garganta hasta finales de la edad media. Ocupó terrenos del término, que fueron recuperados por la población gracias a diversos pleitos ganados entre los años 1490 y 1493. La ciudad tuvo que repartir los terrenos que había ocupado entre los garganteños y pagar los gastos de los pleitos. Es de destacar que en 1492 se dio incluso un enfrentamiento armado entre los dos bandos; la ciudad por una parte y los que apoyaban el señorio por otra. Estos últimos organizados en lo que llamaron "Guerrilla de San Martín" y apoyados por tropas del conde de Oropesa, plantearon combate sirviéndose como protección de las murallas del antiguo monasterio de San Martin y resultaron vencedores. Hasta el año 1772 merced a una executoria, consiguió la independencia del entonces señor Marqués de Villena y con ello distrute del aprovechamiento integral de tierras y pastos.

Siglo XIX

No parece que fuera especialmente dañada durante la Guerra de independencia, ni que se rebelara, como hicieron otros pueblos de la zona contra las tropas de Napoleón. Tampoco es de destacar que se viera afectada por las guerras carlistas.

A la caída del Antiguo Régimen la localidad de constituye en municipio constitucional en la región de Extremadura que desde 1834 quedó integrado en Partido judicial de Jarandilla[1] que en el censo de 1842 contaba con 360 hogares y 1972 vecinos.[2]

Siglo XX

Durante la guerra civil, la población cayó bajo el control del bando nacional, no registrándose confrontaciones armadas en la zona, si exceptuamos las posteriores relacionadas con la lucha del maquis.

A lo largo del siglo XX, fue perdiendo población por emigración en un proceso que aún no ha parado y que ha supuesto la reducción del número de habitantes a la tercera parte de los que eran en el siglo XIX. La mayoría de los emigrantes se trasladaron a las grandes ciudades (Madrid, Bilbao y Barcelona) y en el extranjero a Holanda, quedando una numerosa comunidad de garganteños y descendientes en Eindhoven.

En 1982 fue declarado Conjunto Histórico-Artístico

La Serrana de la Vera.

La población es muy rica en cuentos y leyendas, como ya apuntara Don Miguel de Unamuno. Una de esas leyendas alcanzó fama ya en el siglo XVI y dio lugar al Romance de la Serrana de la Vera, que escribieron Luis Vélez de Guevara en 1613 y Lope de Vega en 1617. Como obra literaria, parece que ambos deformaron el mito de la Serrana, dándole una apariencia real, cuando parece ser que el personaje nunca existió, sino que se trata de un ser mitológico que incluso se identifíca con un centauro. Varias son las leyendas con motivo religioso como la muy conocida leyenda de los Siete Obispos Mártires, según la cual, en tiempos de la invasión islámica, siete obispos se refugiaron en un monasterio San Salvador donde fueron encontrados por los musulmanes y asesinados. Antes de morir uno de los obispos enterró las sagradas formas a unos metros de la cabecera de la iglesia, de donde brotó una fuente que aún sigue manando. Este monasterio dio lugar con posterioridad y ubicado a menos altura al monasterio de Yuste.

Otras hacen referencias a seres fantásticos (mitología extremeña); entre ellos a los duendes, los cuales imponían juramentos que de no cumplirse acarreaban la infertilidad. El duende o duendes de Garganta la Olla, ha sido descrito por los que lo han visto e incluso se cuenta que a principios del siglo XX varios vecinos de Garganta persiguierona uno de ellos, cuando impuesto el juramento a una mujer, intentaron acabar con él para evitar la maldición (a este duende se le conoce como el de San Martin, porque fue en dicho paraje donde se le vio). El duende o los duendes se corresponden con un ser de aproximadamente unos 40 centímetros de altura, con cuerpo de forma humana, de un color verde especialmente brillante por la noche y que cuando es descubierto, huye muy rápidamente a cuatro patas, y esto es todavía más extraño, no en línea recta sino en zig zag.

En relación con la mitología romana o prerromana, existe también una leyenda que versa sobre una especie de ninfa o dama encantada. Según esta, por San Juan se aparece una mujer de gran belleza que sale de las aguas de la Garganta Mayor. Dicha mujer propone al hombre que la encuentra que la libere de su hechizo. Para liberarla, tiene que amarla. Por otra parte, le da a elegir entre su amor o tres puñales de oro y piedras preciosas de gran valor. A los hombres, les termina venciendo la codicia sobre el amor y eligen los tres puñales. La mujer se los da y vuelve a sumergirse en las aguas. Pero la codicia les lleva a la ruina, porque a la mañana siguiente, aparecen con los tres puñales clavados en la espalda.

Otro ser fantástico de la zona es una especie de serpiente peluda y que algunos describen además con cuernos, que llaman el bastardo. Es de gran tamaño y solía acudir por las noches a robar la leche de las vacas, las cabras e incluso se atrevía con las mujeres lactantes. La mordida de este animal suele ser mortal; además se defiende pegando fuertes golpes con la cola (este mito con el nombre femenino de bastarda, también se encuentra registrado en ciertas regiones de Aragón). Lo más probable es que se trate de la culebra bastarda (Malpolon monspessulanus), culebra que puede alcanzar hasta dos metros y medio de tamaño, a la que se le habrían asignado características mítico-mágicas.

También las hay que hacen mención al diablo. De estas leyendas una de las más conocidas es aquella que dice que se apareció con forma de mujer enlutada a un cabrero en la sierra. El cabrero la invitó a calentarse al fuego y el diablo se sentó. En medio de la conversación, el cabrero se agachó a azuzar la llama y descubrió horrorizado las patas de cabra que le asomaban a la mujer por debajo de las faldas. Dicho hecho se repitió con otros dos vecinos del pueblo, quien aseguraban haber visto a la diabólica criatura en la sierra de Tormantos. Otra historia trata sobre un cabrero, que cogió un chivito recien parido a cuestas, y cada paso que daba notaba que iba pesando más y más; al girar la cabeza descubrió horrorizado que a quien cargaba no era al chivito, sino al diablo.

Aunque aquí las hemos descrito como leyendas, los vecinos del pueblo dan testimonios con nombres y apellidos de las personas que han visto o les han narrado sobre dichos seres.

Si bien, hay leyendas más mundanas como la de los aparecidos. Dado que las huertas seguían turnos de riego, a algunos les tocaba por orden regar por las noches. Otros más avispados, se disfrazaban de fantasmas y asustaban a los que les tocaba el turno, para de esta forma poder regar ellos más.

Existían varias fiestas relacionadas con los solsticios, una de ellas que se ha perdido, consistía en hacer una pequeña figura que representaba al diablo y que era quemada por la noche. Afortunadamente se conserva la Quema del Judas, en la que cada Sábado Santo de madrugada se hace explosionar en la plaza del pueblo a un espantajo relleno de petardos y fuegos artificiales.

os dejo un video de la quema de judas


fuente

http://es.wikipedia.org/wiki/Garganta_la_Olla

La Música de El Lado Oscuro

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