¡Verdad que eso de ser abuelo tiene una magia ancestral!
Es diferente a ser padre… aunque te da la oportunidad de volver a serlo, porque renace en todos ese instinto paternal que para nada es igual al instinto maternal. La madre siempre representará el amor filial nato e instintivo del ser humano.
Conozco a muchos malos padres que de golpe y porrazo se convierten en el propio dechado de virtudes cuando le nace el nieto o la nieta… jejeje.
Por diversas circunstancias (divorcios, separaciones, hijos fortuitos), muchos hombres, al contrario de la mujer, no crían a sus hijos con ese apego. La mayoría si tiene que lidiar con los primeros pañales, el cuidado intenso del niño, luego su educacion. Pero todos en general convergen en el amor devoto a los hijos y los nietos que representan (junto a los padres a la vez) el centro y núcleo de su estancia familiar.
En esta relación siempre se ha manejado la tendencia a expresar que el amor de los padres hacia los nietos es superior al manifestado por los hijos. Tal dicho es discutible y digno de un análisis para comparar las circunstancias que se manejan y los grados de responsabilidad que atañen tanto a padres como abuelos, como a los hijos y sus padres en esta relación semiótica interesante.
Cuando uno es hijo, mira a los padres desde la perspectiva del amor que nos profesan y el respeto y educación que nos dan. Cuando uno es padre, vuelca sin esperar todo el amor hacia los hijos y la responsabilidad que nos compete su crianza y educación. Cuando se es nieto, se espera del abuelo todo el amor que nos brinda su experiencia y la alegría de su libertad hacia los nietos. Cuando uno es abuelo, libre ya de las responsabilidades personales en la crianza de los nietos por parte de los padres, se permite amar de gratis y sin compromisos de responsabilidad directa sus nietos.
Mientras los padres (que evidentemente son los que más aman) tienen el peso de la disciplina y la seguridad personal de los hijos en contra, los abuelos disfrutan de la formación (buena o no) de los nietos sin responsabilidad directa, lo cual les permite alcahuetear o tapar ciertas conductas que como padre no aceptaríamos.
Además, lo más importante y definitorio en mi caso por lo menos, el promedio de edad en la que somos padres por primera vez está entre los 18, 19 años a los 23, lo que hace que estemos todavía o muy inmaduros mentalmente o todavía muy novatos como adultos y veamos más a los hijos como amiguito o jugueticos que como hijos de verdad. Por eso siempre el primer hijo es más disciplinado por nosotros y el último el más consentido…
De ahí a que aparecen los nietos ya estamos en la plena madurez por lo general y ya liberados de la responsabilidad y crianza de los nietos tendemos a ser padres de verdad con estos.
O sea que realmente el abuelo está en el momento pleno y justo de sabiduría y madurez para ser padre.
Yo amo a mis hijos, pero adoro a mis dos bellos retoños de nietas y les disputo a sus padres el verdadero significado del padrazgo con mi trato y comportamiento especial para ellas. De hecho aprendieron a llamarme papá antes que a sus padres.
Yo amo a mis hijos, y adoro a mis nietas. Realmente hago que mis hijos disputen férreamente el “padrazgo” conmigo por mi trato especial hacia mis dos retoños favoritos, jejeje
Pero definitivamente eso de que los abuelos aman más a los nietos que a los hijos es un decir discutible, aunque lo que sí es cierto es que la edad y la sabia madurez nos dan una segunda oportunidad de volver a ser padres… esta vez sin los errores de la primera y sin la responsabilidad y el peso en contra de la crianza y formación y disciplina de los nietos.
Definitivamente, en memoria de los míos… ¡vivan los abuelos!
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