El Padre franciscano (orden religiosa fundada por San Francisco de Asís) llevaba una vida ejemplar consagrada al servicio de Dios, mantenía muy buenas relaciones con los fieles y era muy amado por las personas que lo conocían. Se había ganado el respeto de muchos, pero también es cierto que se había ganado la enemistad de otros, que aprovecharon la Inquisición para acusarlo ante la Santa Sede de tener pacto con el diablo.
Aquella noche, mientras se encontraba cenando, el padre fue apresado y llevado sin explicación alguna a la carcél de la Inquisición. Pero las autoridades eclesiásticas no tenian pruebas en su contra, determinaron que el religioso debía ser sometido a la tortua para que él mismo confesara.
Eligierion la tortura a la garrucha (polea), la cual consistía en colgar al acusado de las manos con una cuerda que estaba sujeta en el techo. El padre fue amarrado de las muñecas y poco a poco lo elevaron, produciéndole con esto un inmenso dolor, cuando se encontraba a metro y medio del suelo, lo dejaron caer bruscamente, pero antes de tocar el suelo, nuevamente jalaron la cuerda provocandole aún más dolor.
El padre se confesó una y otra vez inocente, pero los eclesiásticos no se conformaban; pusieron en sus pies un sobrepeso, esto con el fín de aumentar el dolor. El sufrimiento se hizo más grande, pero el religioso insistía en que era un fiel devoto. Los inquisidores lo subieron de nuevo, pero él mantenia su psotura. Luego de dos subidas más, el sacerdote se vio obligado a confesarse culpable, esto con el objeto de que cesara la tortura.
Luego de la forzada confesión, el tribunal del Santo Oficio celebró el juicio, que como todos los demas casos era una farsa, ya que aunque le habian asignado un abogado defensor, éste no podia hacer nada por el infortunado padre, ya que si lograba demostrar que era inocente lo acúsarian de complicidad, motivo por el cual también sería condenado. Así el tribunal declaró oficialmente culpable al padre franciscano.
El padre fue vestido como lo demandaba la Inquisición: un capirote (gorro puntiagudo), y el sambenito (capote amarillo de lana, que llevaba estanpada una cruz cde San Ándres rodeada de llamas), para que fuera paseado por la ciudad, permitiendo que la gente lo insultara y le arrijara cosas.
Pero como el religioso era muy querido, todos se encerraron en sus casas para no presenciar la humillación.
Finalmente el padre fue ahorcado en un frondoso árbol, y después el verdugo le cortó la cabeza con un hacha. Quienes presenciaron el acto, aseguran qe cuando el padre murió, se formó por unos instantes el portón de una iglesia en el tronco del árbol.
Y quienes todavia viven en la localidad aseguran que, cierta noche de verano, todos aquellos que pasan por el lugar y ven el porton de la iglesia, miran tras de él a un gran número de feligreses, ante quienes un sacerdote sin cabeza oficia una misa en latín. Cuentan que del cuello del sacerdote brotan chorros de sangre y las palabras que pronuncia parecen brotarle del corazón, seguramente por que él siempre fue un fiel inocente
fuente
http://sonicfansclub.bestforo.com/t370-leyendas-de-la-inquisicion
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