Hoy estamos acostumbrados a ver cientos, si no miles, de productos distintos en latas en los pasillos de los supermercados. Muchas despensas y armarios de cocinas están repletos de productos enlatados. Aunque los médicos y nuestros estómagos insisten en que la comida fresca y cocinada en casa es más saludable, lo cierto es que las comidas enlatadas solucionan más de una vez la papeleta. Hacemos un repaso a dos siglos de historia a través de la lata de conserva en colaboración especial con Deutsche Welle.
La idea de la caja de hojalata fue patentada en 1810. Sobrevivió guerras, crisis y nuevas tendencias del mercado. Aunque el abrelatas no se inventó hasta 45 años después.
Andy Warhol convirtió la lata de conserva en un objeto de arte. En los años 60, este artista de arte pop pintó todas las 32 clases de latas de sopa marca Campbell´s. Sobre todo en Estados Unidos la lata se volvió la esencia del consumo americano. Era más confiable la verdura en tarro que la fresca del jardín.
En su aniversario número 200 la lata de conserva sigue abriéndose camino. La lata ha sobrevivido algunas crisis. No sólo los raviolis enlatados pudieron defenderse de la competencia actual de alimentos congelados. La longeva lata ha resistido guerras y sigue peleando.
A finales del Siglo XVIII, Napoleón quiso otorgar un gran premio a la persona que lograra hacer más duraderos los alimentos. Carne, fruta o verdura se pudrían en ese entonces rápidamente. Por ende, muchos soldados morían más por mala alimentación que por violencia con armas.
DE LA BOTELLA A LA LATA
El ganador fue Nicolas Appert, un chef profesional de París. Él descubrió que gracias a la cocción, los alimentos se podían esterilizar y por el empaque al vacío, conservar. Proveniente de la región de la Champagne, utilizaba el mejor envase qué el conocía: la botella de champán.
En ella se puede sellar herméticamente su contenido, y aguanta también grandes cambios de temperatura. Sin embargo, las botellas de vidrio cerradas con corcho se rompían fácilmente. Además, eran demasiado pesadas para los soldados.
El comerciante Peter Durand encontró la forma de poner la comida en una caja de hojalata, y patentó hace 200 años la lata de conserva. Gracias a ello, desató una avalancha de latas. Lo malo fue que el abrelatas fue inventado sólo 45 años después. Así, los hambrientos combatientes sólo podían abrir sus latas en el campo de batalla con bayoneta o martillo y cincel.
INVENCIÓN QUE RESISTE EL PASO DEL TIEMPO
La producción de latas creció inmensamente. En 1900 se produjeron tan sólo en Estados Unidos más de 700 millones de latas. George Orwell definió la lata de conserva como un arma más mortífera que una ametralladora. Según este escritor inglés, sin esta invención no se habría podido llevar a cabo la Primera Guerra Mundial.
Las latas eran cada vez más livianas. Tortas, galletas y también café, verduras, sopas y muchos menús se conseguían en latas. Estas cajas de hojalata blancas fueron las pioneras de la cultura del fast food o comida rápida. Pero también se adecuaron a las necesidades de los consumidores hasta hoy.
El fabricante de conservas, Christoph Bonduelle, dice que “el deseo por formatos pequeños de latas es cada vez más grande, ya que muchas personas viven solas o tienen familias pequeñas”. Para los campistas existe, no obstante, desde hace tiempo el mismo ejemplar para calentar: la llamada ‘Hotcan’ (lata caliente), que después de quitarle la tapa se calienta automáticamente.
En tiempos de la globalización, la lata de conserva facilita hoy que los productos exóticos se puedan consumir en cualquier lugar del mundo. Por esta razón, la lata seguramente saldrá ilesa de la nueva moda que comienza de productos biológicos frescos.
Autores: Ralf Gödde / Cristina Mendoza Weber
Editor: José Ospina Valencia
http://noticias.lainformacion.com/mundo/la-lata-de-conserva-cumple-200-anos_oG5KPgE0mZkUvE0tcN95u4/
Antes, las latas de conserva se abrían con un utensilio como el que vemos en la fotografía.
Se llamaba llave abrelatas y era una barrita metálica con una ranura. Las latas llevaban una lengüeta que se introducía en la ranura y a continuación se giraba la llave siempre en el mismo sentido, de modo que la tapa de la lata se iba enrollando sobre la llave.
Estos abrelatas eran recuperados desenrollando la tapa, lo cual pringaba bastante (sobre todo si la lata era de sardinas en aceite o de mejillones en escabeche), así que, como colmo de la modernidad, salieron unas latas cuya llave era de un solo uso, y se tiraba junto a la lata. Un adelanto que no veas.
El sistema de envasado de las latas de conserva ha cambiado mucho hasta llegar al actual abrefácil, característico por su anilla de la que hay que tirar y que a veces se queda en la mano y hay que abrir la lata como se pueda, o sea, a lo bestia...
El que inventó la palabra "abrefácil" no estuvo muy acertado con las anillas esas...
http://julia600.multiply.com/journal/item/150
No hay comentarios:
Publicar un comentario