La Isla del Doctor Moreau es una novela de 1896 de ciencia ficción escrita por H. G. Wells, introduciendo ideas de sociedad y comunidad, naturaleza humana e identidad, el jugar a Dios y Darwinismo.
Cuando la novela fue escrita a fines del siglo XIX, la comunidad científica de Gran Bretaña estaba sumida en los debates sobre la vivisección de animales. Incluso ciertos grupos de interés, formaron, para abordar la cuestión, la Unión Británica para la Abolición de la bisección, lo que lo relaciona con el tema de la ingeniería genética, constituida dos años después de la publicación de la novela.
Se comienza con el protagonista, un caballero de clase alta llamado Edward Prendick, náufrago en el océano. Un barco que pasa lo lleva a bordo, y un médico llamado Montgomery lo revive. Él explica a Prendick que se dirigen a una isla sin nombre donde trabaja, y que los animales a bordo del buque viajan con él. Prendick también conoce a un nativo grotesco y bestial llamado M'ling que parece ser el siervo de Montgomery.
Cuando llegan a la isla, sin embargo, tanto el capitán del buque y el Doctor Montgomery se niegan a llevar a Prendick con cualquiera de ellos, con el buque varado. La tripulación lo empuja de nuevo en el bote salvavidas del cual fue rescatado, pero viendo que en el barco realmente tenían intención de abandonarlo, los isleños tienen lástima y terminan volviendo por él. Montgomery le presenta al Doctor Moreau, un frío y preciso hombre que lleva a cabo investigaciones en la isla. Después de la descarga de los animales desde el barco, llevan a Prendick a una casa en una habitación exterior del recinto en el que viven. Prendick es sumamente curioso sobre las exactas investigaciones de Moreau en la isla, especialmente después de que bloquea la parte interior del recinto sin explicar por qué. Prendick de repente recuerda que él ha oído hablar de Moreau, y que había sido un eminente fisiólogo en Londres antes de que un periodista expuso sus horripilantes experimentos de vivisección.
Al día siguiente, Moreau comienza trabajando con un puma, y sus gritos angustiados conducen a Prendick a la selva. Paseando, encuentra a un grupo de personas que se parecen a humanos pero que tienen un inconfundible parecido con los cerdos. A medida que camina de vuelta al recinto, de repente se da cuenta de que lo están siguiendo. Entra en pánico y huye, y en un desesperado intento de defensa deja a su atacante aturdido, un monstruoso híbrido de hombre y animal. Cuando regresa a casa y le pregunta a Montgomery, Montgomery se niega a responderle. Después de no obtener una explicación, Prendick finalmente cede y se duerme.
Prendick despierta a la mañana siguiente con las actividades de la noche anterior frescas en su mente. Viendo que la puerta interior ha quedado desbloqueada, pasa para encontrar una forma humanoide vendada sobre la mesa antes de ser echado por un conmocionado y enojado Moreau. Él cree que Moreau ha viviseccionado seres humanos y que es el próximo. Él huye hacia la jungla, donde se encuentra con un hombre mono que le lleva a una colonia de seres medio humanos y medio animales. El líder, una gran cosa Predicador de la Ley, le ha de recitar una extraña letanía llamada la Ley que implica prohibiciones contra el comportamiento bestial y elogios a Moreau. De repente, Moreau irrumpe en la colonia, y Prendick escapa por la parte de atrás en la selva. Él llega al océano, donde planea ahogarse en lugar de permitir que Moreau experimente en él. Moreau y Montgomery lo enfrentan, sin embargo, y Moreau explica que las criaturas, son animales que ha viviseccionado para parecerse a los seres humanos. Prendick se remonta al recinto, donde Moreau le explica que él ha estado en la isla durante once años, tratando de hacer una transformación completa de animales a humanos. Al parecer, la única justificacón para el dolor que inflige es la curiosidad científica. Prendick acepta la explicación, y comienza una vida en la isla.
Un día, cuando él y Montgomery están caminando alrededor de la isla, ven a un conejo medio comido. Comer carne y la degustación de sangre es una de las más fuertes prohibiciones en la Ley, por lo que Montgomery y Moreau vuelven muy preocupados. Moreau reúne una asamblea de Hombres Bestia. Él identifica al Hombre Leopardo (el mismo que persiguió a Prendick la primera vez que vagaban en la selva) como el transgresor. El Hombre Leopardo huye, pero cuando el grupo lo acorrala en algunos sotobosques, Prendick tiene lástima y le dispara, y le evita el retorno a la mesa de operaciones de Moreau. Moreau está furioso, pero no puede hacer nada acerca de la situación.
Con el paso del tiempo, Prendick comienza a acostumbrarse a las grotescas bestias. Un día, sin embargo, se ve sacudido de este estancamiento, cuando el puma se escapa de los laboratorios. Moreau lo persigue, pero se acaban matando mutuamente. Montgomery se desmorona, y habiéndose emborrachado, decide darle alcohol a los Hombres Bestia. Prendick trata de detenerlo, pero Montgomery lo pone en peligro con violencia y abandona el recinto solo con una botella en mano. Más tarde en la noche, Prendick escucha una conmoción fuera, él mira y ve a Montgomery rodeado de bestias. Montgomery muere en frente de Prendick, que es ahora el último de los humanos en la isla. Él no trata de reclamar el trono vacante de Moreau en la isla, pero se consigue un lugar donde vivir con las bestias, que entran en regresión al animalismo. Intenta construir y disponer una balsa con la que tiene la intención de abandonar la isla. Por suerte para él, con el tiempo un buque piloteado por dos cadáveres encalla en la playa. Prendick junta suministros, y zarpa a la mañana siguiente.
Él es recogido por un buque sólo tres días más tarde, pero cuando cuenta su historia la tripulación piensa que está loco. Para evitar que él mismo sea declarado loco, pretende no tener memoria del año que pasó entre el primer naufragio y su rescate final. Al llegar de vuelta a Inglaterra, sin embargo, encuentra con que él se siente incómodo rígidamente en torno a otros seres humanos, porque él tiene una sospecha irracional de que todos ellos son bestias humanas en peligro de repentinas y violentas regresiones al animalismo. Él se va a vivir en soledad y al estudio de la química y la astronomía, encontrando la paz en los cuerpos celestes.
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