jueves, 3 de febrero de 2011

EL MILAGRO DE LA BATALLA DE COVADONGA.Post Jo


La Santa Cueva.Covadonga (Cuadonga en asturiano y oficialmente Cuadonga/Covadonga)

Podríamos llegar a decir, sin mucho miedo a equivocarnos, que gracias a este "milagro", España es de los españoles y no de los árabes, pues la famosa batalla de Covadonga, fue el comienzo de la llamada Reconquista. Y no sé si por milagro podríamos entender acción divina o acción lógica, el caso es que fue un hecho extraordinario que las tropas de Pelayo ganasen la batalla.

El suceso tuvo lugar en el año 722, y pese a que hay dos versiones, la musulmana y la cristiana, ambas narran un desenlace común. Pero veamos este histórico lugar al que se atribuye también el "milagro divino".

La situación estratégica en España estaba clara para los musulmanes ya que gobernaba el norte peninsular, desde León, hasta el Cantábrico un bereber llamado Munuza. Éste sufrió una rebelión por parte de los dirigentes cántabros en Asturias, quienes, tras una decisión unánime adoptada en una reunión en Cangas de Onís, en el año 718 y bajo el liderazgo de Pelayo, acordaron rebelarse contra los dirigentes musulmanes, en este caso los bereberes eran quienes dominaban esta zona, negandose a pagar el "jaray"; los tributarios que vivían en regiones pasadas mediante tratado de capitulación a poder del Islam conservaban el usufructo de sus tierras, a cambio de pagar un impuesto territorial, cuyo importe se fijaba anualmente, llamado "jaray". Muy pronto sin embargo, se establecio la norma de que el fisco cobraría siempre el "jaray", aunque los ocupantes del terreno renunciaran a su estatuto de tributarios para convertirse al Islam,y el "yizia"; Impuesto de capitación que pesaba sobre los no musulmanes que vivían en el dominio del Islam.

Munuza se dio perfecta cuenta de que los astures y cántabros estaban muy enfurecidos, puesto que se negaban a pagar y ademas hostigaban constantemente a los musulmanes en pequeñas acciones bélicas, que sin embargo, no eran una gran preocupación para estos últimos; sin embargo, Munuza decidió pedir refuerzos y tropas de apoyo, y que le fueran enviadas desde las tierras de sur, donde gobernaban los árabes, concretamente se le pidieron a Córdoba, donde el emir Ambasa decidió enviar al mandó de Al-Qama un cuerpo expedicionario sarraceno, que en ningún caso, alcanzaría ni remotamente la fabulosa cifra de 187.000 hombres dadas por los cronistas cristianos.


Al-Qama veía así una oportunidad de obtener una victoria fácil que elevase la moral de sus tropas, tras los primeros reveses en la Septimania, esta estaba constituida por la región occidental de la provincia romana de la Galia Narbonense, se extendía hacia el noroeste hasta una línea a medio camino entre el mar Mediterráneo y el río Garona; en el este, el Ródano lo separaba de Provenza; al sur su límite lo formaban los Pirineos.

Es posible que se hubiesen producido repetidos enfrentamientos, como he comentado un poco más arriba, entre musulmanes y cristianos antes de Covadonga, como lo atestiguan no sólo las crónicas, sino las evidencias arqueológicas, como las defensas de La Carisa y La Mesa. En ello, los musulmanes habrían salido vencedores y obligado a los astures a replegarse al interior de las montañas.

Pelayo, acantonado en Piloña, y enterado de la aproximación de un ejercito musulmán, se aprestó a la defensa. Sus fuerzas en ningún caso superarían los trescientos hombres. Con ellas se dispuso a esperar al ejercito enemigo en un lugar militarmente estratégico, como lo es el angosto valle de Cangas de Onis, en los Picos de Europa. El fondo del valle estaba cerrado por el monte Auseba, donde un atacante numeroso no dispondría de espacio para maniobrar y perdería así la ventaja del número. Los estrechos senderos que trascurren entre muros de piedra y precipicios lo convertían en un lugar idóneo para la defensa, más aún al contar con un ultimo reducto como era la Cova Dominica, actual Covadonga.

Las tropas musulmanas se adentraron en los estrechos valles que conducían a Cangas de Onís, probablemente en un numero cercano a los 20.000 hombres. Su comandante Al-Qama, hasta entonces no había destacado precisamente por su competencia militar, con ellos iban Oppas, obispo cristiano renegado de Sevilla, y posible hijo de Witiza, enemigo acerrimo del fallecido rey Don Rodrigo. Pelayo dejó a un centenar de hombres en la cueva, y distribuyo a los restantes doscientos sobre los cerros que dominaban el valle.

Cuando los musulmanes se habían adentrado profundamente en el valle, los hombres de Pelayo comenzaron a arrojarles piedras, flechas y dardos, y a derrumbar picos de rocas que cortaron la salida a los musulmanes y aplastando a muchos de ellos-cerca de Cosgaya-, pronto los numerosos soldados musulmanes quedaron bloqueados, y eran incapaces de desplegarse adecuadamente, dado lo angosto del terreno y su propio numero, en un momento dado los árabes comenzaron a disparar flechas, saetas y todo tipo de armas arrojadizas contra las laderas del escarpado valle, pero sus armas eran ineficaces contra las fuertes posiciones astures.

Es en este momento, cuando se supone, que los astures empezaron a implorar la ayuda de la Virgen que supuestamente fueron escuchadas por esta, ya que en ese mismo momento se levanto un fortísimo viento del norte que hizo que todas las armas que los musulmanes lanzaban se volvieran contra ellos y les cayesen encima.

En un momento dado, un grupo de astures, logró aislar a un numerosos grupo de enemigos, en un recodo del camino, y lo aniquilo en combate cuerpo a cuerpo, pronto, incapaces de hacer frente a la continua lluvia de flechas y piedras, con el riego constante de quedar aislados y ser arrollados como sus compañeros más arriba, las tropas musulmanas perdieron toda cohesión, fueron presas del pánico y huyeron en desbandada.

El propio Al-Qama pereció en la batalla, y el obispo Oppas fue capturado y llevado a Covadonga. Las bajas entre los musulmanes fueron muy numerosas, tanto por los proyectiles, como por las caídas en la precipitada huida. En un momento dado, un inoportuno corrimiento de tierras, también atribuido a una ayuda divina, bloqueó parte de uno de los estrechos senderos, enviando a un nutrido grupo de bereberes al abismo.

Las tropas en desbandada huyeron en dirección a Liébana, atravesando las gargantas del Cares y varios pasos de montaña, siendo hostigados a lo largo de su huida por las tropas de Pelayo, que les continuaron provocando numerosas bajas. El propio Munuza fue obligado poco después a escapar de Gijón, que sería ocupado fácilmente por Pelayo, siendo aniquiladas sus tropas y pereciendo el mismo en una emboscada sufrida en Olaíes, en la actual Proaza cerca del río Trubia.

Con él perecía el mando militar del ejercito musulmán en el norte. Lo cierto de todo esto es que supuso la primera victoria importante de un grupo armado rebelde contra la dominación árabe en la Península Ibérica, y que dio pie al establecimiento de una insurrección que desembocaría en la fundación del reino independiente de Asturias. En todo momento se vio, como ya queda escrito, una intervención divina en la victoria, y se erigió un primitivo santuario en Covadonga.

Comenzaba la Re3conquista, aunque tal termino no se acuñaría hasta siglos más tarde. La creación del reino de Asturias, que englobaba territorios que no habían sido nunca controlados no sólo por los musulmanes, sino tampoco por los romanos, ni los visigodos, y se ponía la primera piedra para la futura reunificación del la península, que costaría nada menos que ocho siglos de guerras y sufrimientos constantes por parte de ambos contendientes.

Pero también tenemos la otra versión, que aunque el resultado es el mismo, no así las formas en que se desarrollaron los acontecimientos, veamos pues como se relató el hecho en el bando contrario:
"Dice Isa Ibn Ahmand al Raqui que en tiempos de Ambasa Ibn Suhaim al Qalbi, se levantó en tierras del norte un asno salvaje llamado Belay(Pelayo). Desde entonces empezaron los cristianos de Al-Ándalus a defender contra los musulmanes las tierras que aún quedaban en su poder, lo que no habían esperado lograr. Los islámicos, luchando contra los politeistas y forzandoles a emigrar, se habían apoderadó de su país hasta que llegara Ariyula, de la tierra de los francos, y habían conquistado Pamplona y no había quedado sino la roca donde se refugia el muluk(señor), llamado Belay, con trescientos asnos..."

"...Los soldados no cesaron de atacarle hasta que sus soldados murieron de hambre y no quedaron sino treinta hombres y diez mujeres. Y no tenian que comer sino la miel que tomaban de la dejada por las abejas en las hendiduras de las rocas. La situación de los musulmanes llegó a ser penosa, y al cabo los despreciaron diciendo: Treinta asnos salvajes, ¿que daño pueden hacernos?. En el año 133 (de la Hegira) murió Belay, y gobernó su hijo Favila. El dominio de Belay duro diecinueve años y el de su hijo dos..." (Cronica de Al-Maqqari,fue un historiador, hispanista y escritor argelino, que vivió entre 1578 y 1632).

Fuentes:
"Guía de la España Misteriosa", Pedro Amoros.
"Grandes Batallas de España". Susaeta ediciones

2 comentarios:

  1. ‎"España es de los españoles y no de los árabes", no doy crédito... en aquel momento no existía España, ni estas gentes eran todos arabes, si no musulmanes (que pa si son la misma mierda que los cristianos).

    Dudo mucho que esa virgencica, q ...ue por cierto es mu bonica y el paraje es la hostia, interviniese en aquella movida, de la que, incluso, algunos historiadores dudan que fuese nada parecido.

    Cuando Cordoba estaba en to lo suyo, en la epoca de Adberraman III, que por cierto no era arabe, sino cordobés y musulmán, tenía un millon de habitantes y la biblioteca mas grande del mundo. No creo que los cristianos del norte tuvieran la mas minima comparación.

    Estos conceptos patrioticos, aparte de erroneos, tienden a extender antiguos prejuicios que hoy en día teniamos que tener superados.

    ¿Es que acaso los cristianos aquellos eran mejores que los musulmanes?

    Perdón si me exalto en demasía. SALUDOS

    ResponderEliminar

La Música de El Lado Oscuro

Archivo del blog