Dos semanas atrás, la revelación de los WikiLeaks sobre Egipto que apareció el viernes hubiera sido una bomba política. En cambio, con la gente y el ejército en las calles de El Cairo fue apenas una anécdota. La embajadora estadounidense informaba a Washington que las fuerzas de seguridad egipcias habían alcanzado el récord de 1,4 millones de efectivos, casi el 2% de la población. Y que los altos mandos de las fuerzas armadas no estaban dispuestos a apoyar la decisión del presidente Mubarak de imponer a su hijo Gamal como su sucesor en las dudosas elecciones de septiembre. La dinámica de la situación en el mundo árabe tras la revuelta tunecina es de tal velocidad que diluye las hasta hace horas poderosas revelaciones.
El más perjudicado por los Wikileaks, el Departamento de Estado, ya está sobrepasado por la situación y Julian Assange, su bestia negra, ahora les debe parecer una nimiedad ante el hecho de estar perdiendo al Faraón Mubarak, su segundo principal aliado en la región.
Precisamente, los Wikileaks decían que la Casa Blanca lo consideraba un aliado vital frente a Hamas e Irán. Por esa razón le habían perdonado todo en los últimos 30 años mientras el Faraón ganaba elecciones fraudulentas por el 90% de los votos y usaba a su oposición de los Hermanos Musulmanes como la contramoneda: “Si no somos nosotros, vendrán los islamistas extremos”, decía al oído de los estadounidenses. Washington entregaba 1.500 millones de dólares “para mantener el equilibrio militar en la región” y lavar sus culpas de sostener cualquier gobierno en Israel.
La Historia está confeccionada de estas paradojas políticas . El Faraón se aferra al poder como hace 3.000 años y las advertencias del regidor no surten el efecto esperado. Sólo que ahora todo transcurre con la velocidad de un videojuego y las movidas se pueden hacer con el pulgar y el índice como en la pantalla del i-Pad.
Delgada Linea Roja (Gustavo Sierra)
El más perjudicado por los Wikileaks, el Departamento de Estado, ya está sobrepasado por la situación y Julian Assange, su bestia negra, ahora les debe parecer una nimiedad ante el hecho de estar perdiendo al Faraón Mubarak, su segundo principal aliado en la región.
Precisamente, los Wikileaks decían que la Casa Blanca lo consideraba un aliado vital frente a Hamas e Irán. Por esa razón le habían perdonado todo en los últimos 30 años mientras el Faraón ganaba elecciones fraudulentas por el 90% de los votos y usaba a su oposición de los Hermanos Musulmanes como la contramoneda: “Si no somos nosotros, vendrán los islamistas extremos”, decía al oído de los estadounidenses. Washington entregaba 1.500 millones de dólares “para mantener el equilibrio militar en la región” y lavar sus culpas de sostener cualquier gobierno en Israel.
La Historia está confeccionada de estas paradojas políticas . El Faraón se aferra al poder como hace 3.000 años y las advertencias del regidor no surten el efecto esperado. Sólo que ahora todo transcurre con la velocidad de un videojuego y las movidas se pueden hacer con el pulgar y el índice como en la pantalla del i-Pad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario